Urbino, una maravilla del Renacimiento italiano

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Urbino es una bella ciudad ubicada sobre una colina en la región Marche del centro de Italia, a unos 115 kilómetros al este de Florencia. Se trata de un hito del arte y la arquitectura del Renacimiento. Adquirió bastante relevancia cultural durante un breve período y después volvió a caer en el olvido, lo que provocó que se conservase su precioso aspecto del siglo XVI. El centro de Urbino fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En Urbino, sobresale la Galleria Nazionale delle Marche, una de las mejores colecciones de pintura del Renacimiento de todo el planeta. Además,  hay que visitar  el museo en la casa en la que pasó su infancia el artista Rafael; el Oratorio di San Giovanni Battista e San Giussepe; la catedral de Urbino; la iglesia de San Bernardino; el festival de jazz en junio; y el festival de las flores en mayo.

El Palazzo Ducale domina la ciudad. Fue un modelo para todos los palacios renacentistas y continúa siendo un emplazamiento perfecto para la exponer la espléndida colección de la Galleria Nazionale delle Marche. El duque levantó este palacio fue el famoso condottiere (soldado mercenario aristócrata) Federico II da Montelfreno, reconocido en toda Europa como diplomático y mecenas de arte y literatura. Su corte atraía a  eruditos y artistas humanistas, como Pierro della Francesca, cuya Flagelación de Cristo es uno de los cuadros principales de la galería.

En Urbino,  nació el afamado artista Rafael en 1483. En la actualidad, su casa familiar es un museo que se puede visitar. En una de las paredes se puede ver un fresco que se le atribuye a él. Rafael influenció incluso a la cerámica de mayólica por la que todavía es famosa Urbino hoy en día.

Urbino cautiva y fascina al turista. Se trata de un precioso rincón del Renacimiento italiano. Llama la atención por su perfil de cuento de hadas y la armoniosa mezcla de paisaje urbano medieval, así como por su sobresaliente palacio renacentista, que fue diseñado para complementarse con su entorno, no para dominarlo.

Foto vía Belvedere

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