Dougga es un yacimiento imponente, para algunos el más destacado de Túnez. Antiguo centro del poder del rey numídico Massinissa, fue un gran y próspera ciudad, y hoy en día es considerado el monumento romano mejor conversado del norte de Africa.
Añadida a la nómina de lugares que la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad en 1997, Dougga está situada en lo alto de la ladera de un valle con vistas a los campos de trigo. Se encuentra a 110 kilómetros al sudoste de Túnez, a 72 kilómetros al este de Kef y a ocho kilómetros de Teboursouk.
En esta antigua ciudad llegaron a vivir más de 25.000 personas, y los restos intactos para explorar incluyen 12 templos romanos (tres de los cuales fueron transformados en iglesias en el siglo IV), tres baños, numerosos depósitos de agua y fuentes, dos teatros ampliamente reformados, un ninfeo, una acueducto, un mercado, un circo romano, varios necrópolis y varios mausoleos.
El yacimiento está tan bien conservado que los rastros de las ruedas de los carros en las calles adoquinadas siguen dando testimonio de su historia. El increíble número de edificios en buen estado permiten que uno pueda imaginar las enormes infraestructuras que poseía esta próspera ciudad.
Uno de los platos fuertes de este enorme yacimiento son los restos de la torre Libyco (cartaginesa), datada del siglo II a.C. Esta estructura se alza sobre el límite sur de la ciudad con una impresionante altura de 21 metros. El mausoleo tiene tres niveles: el superior está marcado por un tejado en forma de pirámide que antiguamente estaba flanqueado por cuatro arpías; el segundo está decorado con caballeros; y el tercero tiene un bajorrelieve de cuadrigas.
Tampoco hay que perderse el capitolio, con su impresionante peristilo, o patio de columnas. Construido entre los años 166 y 167 después de Cristo, el capitolio está formado por una celda de 13 por 14 metros, o santuario interior, que albergaba una impactante estatua de mármol de 6 metros de Júpiter, además de otras estatuas modestas de Juno y Minerva.
Foto vía Planet Ware