La laguna de Dakhla, en el Sahara Occidental, es un oasis de belleza entre el desierto y el mar. Situada en el Africa noroccidental, esta parte del Sahara es una de las zonas menos pobladas de la Tierra, y la laguna de 37 kilómetros, separada del mar por un sistema de dunas, ofrece una sorprendente variedad de vida animal.
El hábitat natural, formado por lechos de algas y salares, alberga 120 especies de moluscos, entre ellos un crustáceo endémico, el Cerapopsis takamado, y 41 especies de peces. Se puede ir en cualquier época del año pues la temperatura media anual es de 26 grados centígrados.
Además, es la zona más al norte en la que se pueden encontrar delfines gibosos atlánticos, además del segundo centro de migración invernal de pájaros de Marruecos. Aquí, es muy probable que veas pagazas piquirrojas, gaviotas sombrías y chortilejos grandes.
El ruinoso y caduco pueblo de Dakhla está formado básicamente por acuartelamientos militares, con unos pocos restos arqueológicos de su pasado español. Vale la pena pasear por la playa para ver a los pescadores tradicionales en sus coloridas barcas, pero, aparte de eso, sólo la laguna tiene interés.
Por otro lado, la pesca y el turismo son las dos actividades comerciales más importantes, pero muchos amantes de las emociones fuertes vienen hasta aquí para disfrutar de los deportes acuáticos. La temperatura siempre agradable, combinada con un viento regular, crea la atmósfera ideal para el windsurf, el kite surf y el surfeskí. La novedad que supone practicar deportes acuáticos en el desierto es motivo suficiente para visitar este fantástico lugar del Sahara.
En resumen, la laguna de Dakhla es uno de esos destinos insólitos del mundo que uno debe visitar a lo largo de su vida. Una vez allí, disfrutarás mucho y te dejará muchos recuerdos para siempre. Hay que ir, no queda otra.
Foto vía SpainKiters.com