Egipto acaba de reabrir al público la pirámide de Micerinos, en la meseta de Giza, después de tres años de reformas. Además, se ha inaugurado un nuevo espacio a los pies de la Gran Esfinge que permitirá por primera ocasión a los turistas observar de cerca al guardián con cuerpo de león y cabeza de faraón.
Hasta hoy en día solamente se podía ver de lejos la cara de la esfinge. Esta nueva superficie permite a los visitantes recorrer los alrededores de la estatua y sentir la emoción de verla de cerca. Para ello, habrá que adquirir una entrada extra.
En los últimos tiempos, la Esfinge ha sido sometida a una profunda restauración en la que se han reemplazado algunos bloques de la parte norte para reparar unas grietas ocasionadas por la erosión y se ha añadido mortero a pecho y cuello, las zonas más dañadas de su esqueleto.
La pirámide del faraón Micerinos (2532-2504 a.C.) fue erigida por el hijo de Kefrén, no sobrepasa los 66 metros, menos de la mitad de la altura que marca la pirámide de Keops.
Clausurada durante los últimos tres años por motivos económicos, la rehabilitación ha dotado al monumento de una novedosa red de iluminación y un moderno sistema de ventilación en pasillos y cámaras. Además, , las paredes internas de la pirámide han recibido un tratamiento para reducir su salinidad y la carretera que conecta el sitio con el resto del complejo ha sido pavimentada.
Así, los turistas que acudan a la meseta de Giza podrá deslizarse por un pasillo descendente que conduce a un cámara. Después, un complejo laberinto se abrirá y otro corredor horizontal llevará hasta a una antecámara y un tercer pasillo desemboca en la cámara funeraria, revestida de granito negro y con el techo tallado para simular una bóveda de cañón.
Por último, hay que recordar que el sarcófago del monarca (rectangular, de basalto y decorado con paneles cóncavos) se perdió en un naufragio frente a la costa española en 1838 cuando se dirigía al Museo Británico de Londres.
Foto vía Panoramio
