En Viena, la capital de Austria, tenemos numerosos monumentos conmemorativos de personas, eventos y hechos históricos. A lo largo de esta localidad europea, podremos encontrar verdaderas joyas.
1º. Monumento Conmemorativo contra la Guerra y el Fascismo
El escultor austríaco Alfred Hrdlicka levantó este monumentos entre 1989 y 1991 en conmemoración de todas las víctimas del régimen nazi y la Segunda Guerra Mundial. Varios elementos independientes, realizados con granito del campo de concentración de Mauthausen, se disponen sobre la plaza Albernitaplatz. Además, en el monumento figura la Piedra de la Repúbllica, con la Declaración de Independencia de Austria.
2º. Monumento a María Teresa
Entre el Kunsthistorische y el Natutrhistorisches se alza el monumento a María Teresa (1717-1780). Muestra a la emperatriz entronizada y rodeada de sus ministros y consejeros, y de compositores, como Mozart.
3º. Monumento a Johann Strauss
El Stadpark está salpicdo de estatuas de artistas y compositores austríacos, pero la estatua dorada de Johann Straus, realizada por Edmundo Hellmer en 1921, tiene fama de ser la más fotografiada de la ciudad.
4º. Monumento a Goethe
Cerca del Burggarten se alza el monumento deicado al escritor alemán Johan Wolfgang von Goethe. Su estatua sedente de bronce, realizada por Edmundo Hellmer en 1900, reposa sobre un pesado pedestal.
5º. Tumba de Klimt
En el cementerio Hietzinger, cerca del palacio Schrönbrunn, se encuentra la tumba del pintor Gustav Klimt, líder del movimiento secesionista, que murió en 1918 a causa de un derrame cerebral. Su sencilla lápida muestra la reproducción de su firma.
6º. Tumba de Mahler
Gustav Mahler, director de la Opera de Viena desde 1897 a 1907, fue enterrado en el Grinzinger Friedhorf en 1911. Este cementerio se halla en un lugar tranquilo en las afueras de la ciudad. La sencilla tumba blanca de Mahler fue diseñada por su amigo, el arquitector y diseñador Josef Hoffmann.
7º. Mariensäule am Hof
Am Hof se encuentra dominado por el monumento a la Virgen de Balthasar Herold, realizado en bronce entre 1664 y 1667. El pedestal muestra a cuatro ángeles luchando contra cuatro animales, que simbolizan las que se consideran las cuatro mayores catástrofes para la humanidad en el siglo XVII: el dragón representa el hambre; el león, la guerra; el basilisco, la peste; y la serpiente, la herejía.