Al sur de China, muy cerca de la frontera con Myanmar, la antigua Birmania, se sitúa la vieja ciudad de Lijiang, uno de esos lugares pintorescos y exóticos de China que bien merecen la pena conocer. Primero por ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1997, y segundo porque no todo en China es Pekín y la Gran Muralla.
Lijiang es una ciudad por la que han llovido gran cantidad de culturas. Es lo que se aprecia precisamente en el enjambre de sus calles, rodeadas de casas tradicionales y otros monumentos. Cuando uno llega a Lijiang se encuentra con el típico paisaje chino. La ciudad duerme a orillas de una gran montaña. Sólo la silueta de alguna que otra antena parabólica sobre los tejados nos recuerda que las modernidades han traspasado los umbrales de los siglos en esta ciudad.
Para recorrer el trazado perfecto de las calles de Lijiang nos servimos de una de sus avenidas principales, la Sifangjie. Allí la mezcla es impresionante. Edificios modernos de oficinas dan lugar al Kegongfang, que en roman paladino significa el Arco de la Prueba Imperial. En Lijiang no se respira el caótico tráfico de otras ciudades chinas. La gente ama la tranquilidad de una ciudad ordenada hasta en el bullicio.
Lijiang es la ciudad del agua y los puentes. Más de 350 se distribuyen por estos contornos, salvando la gran cantidad de canales de distribución de aguas. Las corrientes bajan de la montaña y, aunque parezca algo demasiado antiguo y ancestral, es así como todavía llega el líquido elemento a la mayoría de casas de esta ciudad. De noche, el susurro del agua en alguna de estas calles nos delata del paso del tiempo.
El orden de Lijiang se refleja claramente en la distribución de sus casas. Todas están alinedas perfectamente, elaboradas con los mismos materiales. La decoración es sencilla y tradicional. Paredes encaladas y techos de tejas le dan un aspecto uniforme desde la distancia. Creo que nunca había estado en una ciudad tan ordenada, tan simétrica, con tanto gusto por la precisión en sus formas y sus líneas de expresión.
Es precisamente este orden tan exacto lo que le ha valido a Lijiang ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad. A muchos tal vez les parezca una ciudad sin más. Sin embargo, pasear por su centro histórico nos llevará a decubrir muchos detalles curiosos e interesantes. No lo olvidéis: Lijiang.
Foto Vía Yndental
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