La Estatua de la Libertad, un icono de Nueva York

La Estatua de la Libertad es un símbolo de Nueva York (Estados Unidos de Norteamérica). Se halla en Liberty Island y su visita es gratuita. Se puede llegar en ferry (vale entre 10-4 euros)  lo que supone toda una experiencia pues durante el viaje uno disfruta de una bella panorámica de esta ciudad tan cosmopolita y famosa.

Este monumento histórico, ideado por el activista político Edouard René Lefebvre de Laboulaye y el escultor Frédéric-Auguste Bartholdi e inspirado en el Coloso de Rodas, se ha convertido en el símbolo más duradero de la ciudad y, en realidad, de todo el Mundo Nuevo.

En 1865, ambos decidieron que era necesario crear algo monumental para celebrar el republicanismo francés, y Bartholdi dedicó prácticamente los veinte años siguientes a convertir ese sueño en realidad.

Tras escoger Nueva York como destino para la Dama de la Libertad y reunir el dinero necesario par costear su costosa fabricaón, Bartholdi comenzó a crear esta escultura, que lleva incorporada una estructura metálica, fabricada por el ingeniero de caminos Alexandre Gustave Eiffel.

En 1883, la poetisa Emma Lazarus publicó un poema titulado El Nuevo Coloso como parte de una campaña para recaudar fondos para la base de la estatua. Este texto se añadió a la base de la estatua en 1901. Además, el 28 de octubre de 1886 se inauguró por fin la «Libertad iluminando al Mundo», de 46 metros de altura, en el puerto de Nueva York.

En la década de 1980, coincidiendo con su centenario, se invirtieron más de 100 millones de dólares en restaurarla. Se restauró el revestimiento de cobre medio podrido, lo cual llevó mucho trabajo, y se cambió la antorcha por otra bañada en oro, la tercera desde su inauguración.

Hoy en día, la vieja antorcha de vidrios de colores puede verse dentro, en la entrada de la escalera. También hay una exposición que muestra la explotación comercial que se ha hecho de la estatua.

El ferry de la Estatua de la Libertad ha ganado mucho dinero pues cada año más de cuatro millones de personas se montan en estos barcos, mientras que otros tantos se apuntan al circuito de una hora y media sólo por la vista que ofrece Manhattan, que es mucho mejor que la que hay desde la estatua.

Foto vía NewYorkviajandopor.com

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