Si uno visita Atenas, la capital de Grecia, debe visitar el Partenón. Se trata de todo un símbolo de la Antigua Grecia. Nada mejor encarna la gloria de aquella época que este monumento.
Partenón significa “apartamento de la virgen” y se levantó para honrar a Atenea Parternos, la diosa que encarnaba el poderío prestigio de esta ciudad griega. Se trata del mayor templo dórico y el único elaborado en su totalidad de mármol pentélico, salvo su tejado de madera.
Construido en lo más alto de la Acrópolis, este majestuos edificio tenía la función de acogre la espectacular estatua de Atenea encargada por Pericles. Se levantó sobre las ruinas de al menos cuatro templos anteriores dal culto de Atenea con el objetivo de ser el monumento más sobresaliente de la Acrópolis.
Diseñado por Ictino y Calícrates, las obras arrancaron en el año 447 antes de Cristo y se terminó justo tiempo para las Grandes Panateneas del 438 antes de Cristo. Todo un hito.
El templo estaba formado por ocho columnas dóricas estriadas en cada extremo y 17 a cada lado. Los escultores Agoracritos y Alcamenes trabajaron en las esculturas arquitectónicas del Partenón, incluidos los frontones, friso y metopas, que entonces eran dorados y estaban pintados de vivos colores.
Una buena parte del friso quedó seriamente dañada por la explosión de 1687 y luego resultó deteriorado por la acción de los otomanos, pero el mayor trozo que se conserva (unos 75 metros) son los Mármoles del Partenón, que se exponen hoy en día en el Museo Británico de Londres.
Por otro lado, el techo del Partenón se encontraba cuajado de estrellas doradas pintadas sobre un fondo azul. En el extremo oriental, estaba la naos, sala interior del templo a la que solamente unos cuantos iniciados podían entrar.
Allí se alzaba la estatua para la que se construyó el templo, la Atenea Polias, considerada una de las auténticas maravillas del mundo antiguo. Diseñada por Fidias y terminada en el 432 antes de Cristo, estaba realizada con un bastidor de madera chapado en oro y medía casi 12 metros.
La diosa se encontraba subida a un pedestal y llevaba un largo vestido derado con una talla de la cabeza de Medusa en marfil sobre el pecho. En su mano derecha llevaba una estatuilla de Nike y en la izquierda una lanza, con una serpiente en la base. Asimismo, llevaba un casco coronado con una esfinge y glifos en relieve a cada lado. En el 426 después de Cristo fue traslada a Constantinopla, donde desapareció para siempre.
Foto vía Buscador de Arquitectura