Síkinos es una pequeña y preciosa isla del mar Egeo perteneciente al archipiélago de las Cícladas (Grecia) ubicada a 113 millas marinas del Pireo. Esta tranquila, escarpada y típicamente griega merece visitarse por su hermosura.
Considerada en la Grecia clásica una Oinoe (isla vinícola) ha permanecido a lo largo de la historia anclada en la tradición. La pesca y la agricultura son las actividades principales de sus poco más de 300 habitantes, y aunque se ven casas de veraneo, el turismo es escaso. Pero quien la visita, sale maravillado.
Síkinos capital se divide en dos pueblos gemelos: Kástro y la preciosa Chora, encaramada en una cresta, con el mar a sus pies. Kástro es una dédalo de callejas y kafeneia. A la entrada del pueblo, está Plateiá Kastou, donde los paétreos muros de las mansiones diecicochescas formaban un bastión defensivo. La iglesia de la Pantánssa es el centro de atención, y entre las casas en ruinas se alza un enrome pórtico de mármol.
En lo alto del risco, sobre Chóra, asoman las ruinas de Moní Zoödóchou, fortificado contra los ataques de los piratas; guarda iconos del maestro del siglo XVIII Skordílis.
En la Chóra medieval, la casa familiar de un expatriado norteamericano alberga un Museo de Tradiciones Populares privado que exhibe una almaraza y gran diversidad de enseres y aperos de labranza.
Desde Chóra, tomando al suroeste un sendero que pasa por las ruinas de antiguos muros ciclópeos, se tarda una hora larga en llegar a Moní Episkopís. Con columnas e inscripciones dóricas, se cree que es un mausoleo del siglo III después de Cristo, convertido en el siglo VII en la iglesia bizantina de Koímisis Theotóku; en el siglo XVII se le añadió un monasterio, hoy en día cerrado.
Por último, en la costa este, a unos cuatro kilómetros al surestte de Síkinos capital, el puerto de Aloprónoia, también llamada Skála, tiene unos cuantos cafés que funcionan además como tiendas, un nuevo complejo hotelero y una ancha playa de arena muy segura para los niños.
Foto vía Alquiler Goletas
