Tantas veces la había visto por televisión y en el relato de otros viajeros, que ya no pude resistir por más tiempo la tentación de viajar a Jordania y visitar Petra. Me fui de aventura, sin necesidad de organizar visitas guiadas ni que me lo seleccionara todo una agencia de viajes. Creo que para disfrutar de Petra es mucho mejor la libertad de uno mismo, que la imposición de lugares y las prisas.
Recorriendo Petra es imposible no imaginarse el esplendor que debió tener esta antigua ciudad. La belleza del Tesoro de Petra es absolutamente indescriptible. Me resultó curioso que, al volver y ver las fotos, muchos amigos me dijeran: «uys, esto me suena a Indiana Jones y la Última Cruzada». Si estuviérais allí, Petra os sonaría a Petra, sin más.
Para llegar al edificio del Tesoro hay que atravesar el estrecho desfiladero del Siq. No hay con qué pagar las vistas del Tesoro a medida que vas saliendo poco a poco del desfiladero. Hubieses dado lo que fuera por vivir al menos un día en los tiempos de Petra. Sin esta amalgama de turistas, sin el sonido de las cámaras de fotos por doquier, esto sería mucho más que fascinante.
Te sientes pequeño ante la belleza de las paredes rojas del Siq, insignificante ante las columnas del Tesoro. La Ciudad Rosa de Petra está rodeada de un halo mágico y genuino del que no podemos escapar.
Un poco más allá del Tesoro y el desfiladero de Siq se halla el Monasterio de Petra. Un lugar mucho más aislado y tranquilo. Parece que los turistas se quedan con lo visto anteriormente, y desisten de llegar hasta aquí. Da esa sensación. Sin embargo, el Monasterio es un lugar inquietante, único. Hay que subir bastantes escalones, eso sí, y algunos prefieren subir en burro. Pero, señores, es una vez en la vida… dejaros de ser cómodos, esto es la aventura de los siglos.
La fachada del Monasterio está literalmente tallada en la roca. ¿Cómo diablos pudieron hacer lo que ven mis ojos?. Las vistas que descubriréis cuando subáis los 800 escalones del monasterio son también únicas. Tuve la suerte de que el atardecer me rozara con la punta de sus dedos en la cima del monasterio. Creo que jamás pude sentir nada igual.
Petra te traslada a otro mundo, a otra civilización. No necesitas ver monumentos para ello, simplemente respirar el aire que emerge del desfiladero de Siq. Desde que la conocí supe que había por fin estado en uno de los lugares más espectaculares de la tierra. Y me enorgullezco de ello…
Foto Vía Jigsaw Earth