La basilíca de Santa de Ana de Beaupré, una joya de Quebec

basílica canada

Que la basílica de Santa Ana de Beaupré siga en pie en día es una prueba de la resistencia de un grupo de pioneros y misioneros franceses que se esforzaron por establecer una comunidad a orillas del río San Lorenzo en Quebec (Canadá) en 1650.

Con raquetas par la nieve y canoas, los colones buscaban un lugar en el que construir su pueblo.  «Nueva Francia» era un entorno hostil, pero las crudas condiciones meterológicas y el constante peligro de ataque de los inidios iroqueses quedaban compensados con el fértil terreno de la ladera de Baupré, y poco a poco, empezó a surgir una pequeña comunidad.

En su viaje a través del Atlántico, los pioneros se llevaron consigo su devoción por una santa poco conocida: la madre de la Virgen María, Ana. La santa abuela era la patrona de los marineros, y los pioneros erigieron una pequeña iglesia de madera en su nombre.

En 1658, cuando estaban colocando las primeras piedras de los cimientos, santa Ana realizó su primer milagro para el pueblo de Beaupré: un carpintero llamado Louis Grimond, que padecía un reumatismo grave, puso las tres primeras piedras de la iglesia e inmediatamente se casó.

Con el paso de los años, la iglesia se convirtió en un centro de peregrinación tanto para canadienses franceses como para indios americanos. Se amplió varias veces que se construyó una basílica en 1876. La estructura se ha demolido una y otra vez por culpa de incendios, tormentas y remodelaciones: la última vez fue en 1922, cuando la basílica quedó prácticamente destruida a causa de un terrible fuego. Pero cada una de esas veces se ha reconstruido, y ha resultado más magna y gloriosa que antes.

En la actualidad, la basilíca se encuentra dentro de unos amplios jardines; sus paredes blancas brillan en el cielo azul del norte. En su interior, 240 vidrieras inundan el espacio con una luz suavemente teñida, y los bancos de madera tallados con un estilo sencillo evodan los humildes orígenes de la estructura.  

Por último, una estatua de Santa Ana con María en brazos cuando era un bebé está tallada a partir de una sola pieza de roble, y lleva una coronoa dorada con joyas. Las muletas y los bastones apilados, así como las sillas de ruedas plegadas, abandonadas por las personas que se han curado, conmemoran la fe característica de los visitantes de la Santa Ana de Beaupré dsede hace má de 350 años.

Foto vía Ser Turista

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