En la Canadá Atlántica, los tranquilos pueblos costeros, las playas y las orillas de la península Acadiense se convirtieron hace años en un popular destino vaacinoal. Instalados aquí desde el siglo XVII, los acadienses han destacado siempre por sus prósperos cultivos, bonitas aldeas y por una arriagada tradición músical.
En primer lugar, en Shippagan, el pequeño y bello pueblo pesquero de la punta de la península Acadiense, el Marine Centre Aquarium contiene más de 3.000 especies atlánticas y varias exposiciones sobre la industria pesquera local. Este lugar abre de mediados de mayo a mediados de octubre entr las 10.00 y las 18.00 horas todos los días.
Cerca de aquí, las islas Laméque y Miscou se comunican con tierra firme mediante pasos elevados. En Miscou hay una pasarela de madera que discurre sobre una turbera donde se explica de forma detallada las características de este singular y único ecosistema. Toda una mravilla de la naturaleza que te dejará sin palabras.
No lejos de este sitio, se alza majestuoso el faro de madera en funcionamiento más antiguo de toda Canadá. Este histórico faro tiene una altura de 35 metros. Es un lugar ideal para hacerse una fotografía para el recuerdo.
Por otro lado, Caraquet, residencia de numerosos artistas acadienses, es el centro cultural de esta península. En la orilla existen centros de deportes de aventura que ofrecen excursiones en kayak por la Baie des Chaleurs.
Además, para los interesados por la historia se les ofrece la opción de visitar el Acadian Wax Museum. Se halla en Caraqueta y se puede visitar de junio a septiembre a diario.
Este museo acadiense ofrece 23 retablos de cera sobre la historia del lugar y sus habitantes. Las escenas comienzan en el año 1604 y se centran en la expulsión de 1755. Hay que recordar que en ese año los acadienses fueron expulsados al empezar a ser la cultura dominante en la zona. Los británicos los echaron de allí. Cuando, Inglaterra y Francia firmaron la paz, en 1763, los acadienses volvieron de forma escalonada.
Foto vía Wikipedia