La Tote Modern, un hito londinense

La Tate Modern es el nombre por el cual es conocido  el Museo Nacional Británico de Arte Moderno. Se  encuentra en el centro de Londres (Inglaterra) y forma parte  del espléndido conjunto de museos Tate junto con la Tate Britain, la Tate Liverpool y la Tate St Ives. La Tate Modern se halla  en la antigua central eléctrica Bankside, perfectamente reformada, en la ribera sur del río Támesis.

Renovada y rediseñada por Jacques Herzog y Pierre de Meuron, la Tate Modern sobresale por ser la galería de arte moderno más amplia del mundo. Además, su ubicación eleva todavía más sus prestaciones. Un lugar para visitar de forma ineludible si uno viaja a Londres, por ejemplo, este verano con motivo de los Juegos Olímpicos. 

El mejor modo de llegar a la Tate Modern es cruzando el Millenium Bridge, el primer puente solaente peatonal de Londres y el único construido sobre el Támesis desde hace un siglo. Hay que entrar en la Tate Modern por la rampa oeste hacia el Turbine Hall (“el salón de la turbina”).

Este soberbio espacio se usa para muestras  que se cambian  cada seis meses como la gigantesca araña hembra de Louise Bourgeois, titulada Maman (“Mama”) y sus tres torres, formando la obra de entrada a la Tate Modern.

Las galerías son amplias y están bien iluminadas. Los pisos 3 y 5 acogen  la colección permanente, y el 4 alberga las exposiciones temporales. Aquí se pueden contemplar las obras de los cubistas, surrealistas, impresionistas, puntillistas, pintores abstractos y pintores pop.

Asimismo, algunos artistas, como Francis Bacon, cuentan con sala propia. Las obras están organizadas por temas en lugar de cronólogicamente, pero esto resulta muy útil para el visitante.

Finalmente, en los alrededores se tienen que  ver el Globe Theatre, el museo del Diseño, el London Eye y el South Bank Centre.

Foto vía We Believe in Beauty

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