Durante años y años metáfora de una capital desgarrada, después de la Reunificación alemana esta plaza de Berlín (Alemania) ha concentrado el deseo germano de aparcar los fantasmas y demostrar que la historia sigue su curso.
La Potsdamer Platz ha sido objeto de una amplia realización arquitectónica y artística sin precedentes en la historia del urbanismo del siglo pasado, en un ingente esfuerzo por devolverle su antiguo carácter de principal polo de atracción de la capital alemana.
El origen de esta plaza data de 1838. En la década de 1920 se convirtió en el corazón de la metrópoli más vital y transgesora del continente europeo. Albergaba los hoteles más elegantes, los cafés literarios más animados, los comercios más lujosos y los cabarets más famosos. Incluso se instaló el primer semáforo del mundo, hoy en día el único vestigio del antiguo esplendor de la plaza después de la reconstrucción.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la plaza quedó reducida a una triste montaña de escombros y los pocos edificios que increíblemente quedaron en pie fueron derribados de forma rápida. Asimis,p la construcción del Muro de Berlín la convirtió en una lúgubre tierra de nadie en la zona occidental de la ciudad alemana.
En la actualidad, llaman la atención varios edificios que han devuelto la vitalidad a este bello rincón berlinés. Así, hay que fijarse en el edificio comercial y las oficinas Daimler-Chrysler. También resulta digno de elogio la reconstrucción del Grand Hotel Esplanade.
No obstante, convence menos el interior del enorme complejo Sony Center, demasiado parecido a un centro comercial moderno. Sin embargo, aquí se está el Film Museum, un fascinante recorrido cronológico por la historia de la filmografía alemana.
Además, destaca la sede de Mercedes-Benz, obra de Rafael Mone, debido a la la lograda unión entre la fachada de cristal sobre Potsdamer Platz y el revestimiento de arenisca amarilla en el restodela construcción.
Finalmente, en posición más apartada, sobre Link Strasse, al sur de la plaza, hay que observar la sede del Berliner Volksbank, de Arata Isozaki, formada por dos largos edificios paralelos a los lados de Schelling Strasse, conectados por una serie de “puentes”.
Foto vía Prolog Berlin