Las terrazas y los estanques de Pamukkale

El planeta Tierra nos deja lugares mágicos, únicos y bellos. Uno de ellos se puede presenciar en Turquía, a unos 20 kilómetros al norte de Denizili. Los estanques y las terrazas de Pamukkale son una de las maravillas del mundo natural. Su nombre significa «fortaleza de algodón» y la leyenda dice que fue aquí donde los Titanes esparcieron su cosecha de algodón para dejarla secar.

Hoy en día los turistas no pueden escalar el Pamukkale, pero todavía se puede nadar en los estanques de agua blanca y  caliente de los hoteles cercanos. Será un baño sin parangón. 

Se puede llegar en avión hasta Izmir, en tren hasta Denizli y desde allí en autobús o coche privado. Pamukkale ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988.

Se trata de un enorme y deslumbrante acantilado blanco que cae unos 100 metros desde una meseta volcánica por la que baja el agua en todas las direcciones. Los cálidos ríos de agua de color blanco lechoso, llena de carbonato cálcico y otros minerales, fluyen desde la meseta y descienden por el acantilado, creando a su paso terrazas y cuencas desbordadas, cubriendo todo lo que encuentran en su camino con depósitos minerales blancos.

Podremos ver un acantilado con un aspecto de una cascada sólida y brillante, con grandes cortinas de agua aparentemente congeladas en el aire. Además, el sonido del agua burbujeando y salpicando se oye en todas las partes.

Los antiguos griegos y romanos construyeron aquí la ciudad de Hierápolis en el año 190 a.C. Se trata de un extenso complejo de arcos, columnas, baños termales, templos, iglesias, un bello teatro y una fascinante necrópolis. Hierápolis fue abandonada en el siglo XIV, preo sus extensas ruinas deben ser visitadas.

Sin duda, cuando se viaja a Turquía, uno debe reservar una jornada para disfrutar con esta maravilla de la naturaleza. Pamukkale enganchará y cautivará de principio a fin.

Foto vía   3 Viajes al Día

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