Realmente no hace falta que te diga nadie que estás paseando por la Ciudad Vieja de Montevideo. Sus casas y edificios son viejos en el enorme sentido de la palabra. ¿Dejadez?. Posiblemente, aunque muchos aquí le llaman encanto, tipismo, galantería uruguaya. No dudo que muchos rincones de este centro histórico estén dejados de la mano de Dios y las autoridades, pero aún así, ese encanto del que hablan sus lugareños existe en gran medida.
Pero, como en toda ciudad sudamericana, esta Ciudad Vieja nos trae el recuerdo de un pasado colonial. Es una lástima que de aquella ciudad ya no nos queden sus murallas ni sus fortalezas frente al mar. De aquellas edificaciones apenas queda la Puerta de la Ciudadela, situada en la Plaza de la Independencia y que fue construida a mediados del siglo XVIII.
A través de ella accedemos precisamente a esta Ciudad Vieja que, en los últimos años, se ha convertido en el centro de la vida nocturna de la ciudad. Sus calles y plazas han recobrado vida con la llegada de bares, pubs, restaurantes e incluso pequeñas discotecas. La noche de Montevideo hay que disfrutarla en la Ciudad Vieja, especialmente los fines de semana. Es el contraste de Montevideo, parte antigua en la que se reúnen los más jóvenes.
Si preferís el paseo durante el día, encontraréis edificios especialmente de la época colonial, como el Ayuntamiento, de principios del siglo XIX, el Teatro Solís, construido en 1840 como el primer gran teatro de América Latina, o la Iglesia Matriz, además del Museo Histórico Nacional, posiblemente el mejor museo del Uruguay.
Sus principales calles peatonales son las de Sarandí, Bacacay y Bartolomé Mitre. Hablando de contrastes, también destaca que en esta zona vive la gente más humilde, junto a los grandes bancos y empresas del país.
Donde tal vez veais más turistas sea en el Mercado del Puerto, una zona ideal para comer los típicos asados y la parrillada de Montevideo, acompañados de sus clásicos medios vinos en cualquiera de sus restaurantes. Hay otros rincones, como la Plaza Zabala, en honor del fundador de la ciudad, Bruno Mauricio de Zabala o la Plaza Matriz, con la Catedral y el Ayuntamiento.
Como os decía al principio, posiblemente el hecho de ser una ciudad vieja, llena de edificios coloniales, sea lo que le de un cariz encantador. Merece la pena acercarse sin duda a la Ciudad Vieja de Montevideo.
Foto Vía Hotel Campoamor